“En nosotros todos los estados de conciencia son causas de manera inmediata por cambios moleculares de la sustancia cerebral. Nuestras condiciones mentales son simplemente símbolos en la conciencia, de los cambios que tienen lugar automáticamente en el organismo. En otras palabras, los procesos mentales son expresiones de la funcionalidad del cerebro.”
— Thomas H. Huxley
SOBRE LA IMAGEN CORPORAL
La proyección de nuestra imagen es una forma de comunicación, es la forma y el canal donde la persona se hace con los otros. Los cambios en estructura y esencia producirán modificaciones profundas tanto a nivel individual como en las sociedades.
¿CUÁL ES EL IMPACTO SOCIAL DE LA IMAGEN?
¿PODEMOS CONOCER ESTE PROCESO PARA ACTUAR EN FUNCIÓN DE POTENCIAR NUESTRAS CAPACIDADES COMO PERSONAS Y COMO SOCIEDAD?
Las imágenes se asocian con el arte, la creatividad y el aprendizaje. Muchas personas aprenden mejor con imágenes, son visuales, esto muestra la importancia de la imagen en el pensamiento y la racionalidad. Las personas solemos hacer muchas cosas por razones de las que no somos conscientes, porque la conducta se produce mediante mecanismos cerebrales que funcionan inconscientemente. Una de las tareas principales de la conciencia es hacer que la vida del individuo sea coherente, creando un concepto del yo.
El hemisferio derecho conoce básicamente a partir de imágenes, las cuales impactan en las emociones. Una de las funciones importantes de la emoción es grabar en el cerebro lo que es más importante, convirtiendo a la emoción en un elemento sustentador de la capacidad adaptativa de aprendizaje. La imagen que conecta de manera inevitable con la emotividad, puede utilizarse para despertar la racionalidad.
¿CUÁL ES EL PROBLEMA?
La saturación de imágenes en el mundo cotidiano, cuyo objetivo principal es vender, procurando impactar con imágenes en las emociones primarias, desde un ámbito no consciente, zonas reprimidas de nuestra naturaleza.
Estas imágenes afectan en los procesos de identificación y proyección.
Los personajes en los que nos proyectamos responden a características compensatorias de la problemática personal, favoreciendo mecanismos de defensa como la negación y la idealización, ante sensaciones de soledad y angustia, agresión mal manejada e incluso problemas físicos. Emociones, necesidades básicas de afecto son satisfechas por sueños despiertos ante estas imágenes proyectivas. Es aquí donde la imagen cumple más fuertemente su papel de puente hacia las emociones, ya que manifiesta las carencias y el mecanismo con que se le compensa, buscando restablecer el equilibrio interno, es decir, orientan la conducta.
La percepción que tenemos de nuestra imagen en comparación con la de los medios produce un alto grado de frustración.
Según M. Harris la Cultura: “modos socialmente adquiridos, transmitidos y compartidos de pensar, sentir y actuar por parte de los miembros de un grupo humano”.
Si lo biología explica las singularidades de sexo, la realidad social y cultural explica la construcción de una identidad diferencial de género. Esta estructuración social del cuerpo, por una parte afecta a toda nuestra actividad más inmediata ý aparentemente más natural (posturas, actitudes o movimientos más espontáneos) y por otra parte es el resultado no solo de la educación propiamente dicha sino también de la simple imitación o adaptación.
De acuerdo con A. Buñuel (1994) se pueden agrupar las aportaciones teóricas más relevantes sobre la producción social del cuerpo en 3 bloques:
- “El cuerpo como signo y mercancía de la sociedad de consumo”. El cuerpo aparece dentro de la lógica del consumo narcisista de signos. A través del ejercicio físico no solo se busca estar sano y en forma, sino también buena apariencia, ya que este es un signo que habla de su propietario y puede ayudarlo a mantener un mayor prestigio, como bien saben utilizar los medios de comunicación masivos amparados en la imagen.
- “El cuerpo como lenguaje”. Como sistema semiológico, productor de sentido.
R.M Birdwistell (1952) concibe la idea de interpretar todos los hechos gestuales con la ayuda de la lingüística, dando lugar a la kinésica, o ciencia del movimiento, donde el cuerpo se estudia como elemento de comunicación.
E. Goffmann (1987) mediante el llamado “método del dramaturgo”, interpretó la realidad interactiva existente entre las personas, mostrando la semejanza entre la acción real y la acción teatral; y la utilización del cuerpo como fachada, como envoltura para conseguir credibilidad en la comunicación. - “El cuerpo como lugar de control y de poder”. M. Foucalt (1984), se refiere a “la política del cuerpo”, a la disciplina corporal que se impone desde distintas instituciones: militares, médicos, escolares, etc… al objeto de conseguir un mayor dominio sobre los individuos.
J. M. Brohm (1982) a punta desde el materialismo histórico que la lógica del cuerpo es la del rendimiento, observando en el deporte y las tendencias expresivas de la actualidad renovadas formas de alienación.
M. L Knapp señala que la apariencia física del cuerpo es parte de los estímulos no verbales que influye en las respuestas interpersonales, y que en ciertas condiciones son los determinantes principales de tales respuestas. El atractivo físico puede condicionar el hecho de ser visto o no.
La antropóloga británica M. Douglas (1978) señala: “a un control social fuerte corresponde un control corporal igualmente estricto” Al disminuir la estructuración social, lo hace también el grado de formalismo, aumentando la tendencia de dejarse arrastrar por las modas y el abandono corporal. Señala: “La desarticulación de la organización social adquiere su expresión simbólica en la disociación corporal”… concibiendo el cuerpo como un microcosmos de la sociedad.
¿DE QUÉ MANERA LO ANTERIOR IMPACTA NUESTRO AUTOCONCEPTO?
HÁBITOS
Según investigadores de la Universidad de Duke: “Los hábitos representan aproximadamente el 40% de nuestro comportamiento en un día determinado”, y ¿qué es lo que conocemos como hábito? El resultado de una acción que repetimos frecuentemente de forma mecánica, y por lo tanto no requiere que le prestemos atención o esfuerzo para llevarlo a cabo.
Sin embargo, no todos los hábitos incorporados a nuestro estilo de vida son saludables y al repetirlos perjudican nuestro bienestar. Para modificar un hábito se requiere que la persona tenga conciencia de la necesidad de hacerlo, así como de manera repetitiva ejecutar la conducta alternativa para modificarlo o eliminarlo.
¿Por dónde empezar?
Es importante reconocer que el comportamiento humano es el conjunto de actos exhibidos por el ser humano (un ejemplo: los hábitos) determinados por la cultura, las actitudes, las emociones, los valores de la persona y los valores culturales, la ética, el ejercicio de la autoridad, la relación, la hipnosis, la persuasión, la coerción y/o la genética.
¿Qué nos dice la cultura? “Siete de cada diez adultos mexicanos sufren sobre preso u obesidad. Esto equivale a 48.6 millones de personas que enfrentan el principal factor de riesgo modificable para el desarrollo de enfermedades crónicas” En algunos casos por enfermedad, en su mayoría por decisión. Si el 70% de los adultos en México tienen sobre peso, sería correcto entonces creer que en México predomina el sedentarismo.
Una creencia, es una idea o pensamiento que se cree verdadero, seguro y en muchas ocasiones es inconsciente. Afecta a la percepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás, de las cosas y de las situaciones que nos rodean.
El comportamiento está formado de igual manera por valores, los valores son los estados a los que las personas dan importancia, indican algo elevado en la jerarquía de sus intereses, según ellos, juzgarán lo que está bien y lo que está mal, por lo que van a luchar o cambiar y por lo que no.
El humanismo es una filosofía progresiva que afirma nuestra habilidad y responsabilidad de llevar vidas éticas de desarrollo personal que aspira al mayor bienestar de la humanidad.
Según la OMS: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”
Por consiguiente el ser humano aspira a un estilo de vida saludable con la finalidad de alcanzar el estado de bienestar al que aspira.
Los hábitos saludables son aquellas conductas asumidas como propias en nuestra vida cotidiana y que inciden positivamente en nuestro bienestar físico, mental y social. Principalmente son: la buena alimentación, el descanso y la práctica de actividad física correctamente planificada.
Como primer punto: la nutrición. La nutrición es un proceso biológico mediante el cual el organismo asimila los alimentos y los líquidos necesarios para el funcionamiento, mantenimiento y crecimiento de las funciones vitales, es decir, conlleva procesos involuntarios, mientras que la alimentación es el acto de comer, totalmente voluntario, uno elige qué comer, cuándo y cómo.
La buena alimentación es específica según el gasto energético de una persona, el cual toma en cuenta factores como la edad, el sexo, las condiciones ambientales, el tipo de trabajo que realice, el peso, la estatura, si padece alguna enfermedad, etc…
Como segundo elemento, el descanso. Vital para mantener el cuerpo y la mente en buen estado durante todo el día. Dormir bien es sinónimo de salud.
Y la actividad física, cuyos beneficios a nivel fisiológico son: aumento de bombeo sanguíneo al corazón, incremento de la capacidad pulmonar, disminución de presión arterial, mejora del sueño, reducción del nivel de grasa corporal, mejora del tono muscular. Y a nivel psicológico: mejora en el autoestima, aumento de la autoconfianza, compensación del exceso de tensión y estrés, disminución de estados depresivos y ansiedad, etc…
FITNESS
La idea del fitness proviene del campo de la biología, estrechamente ligada a la naturaleza, a la genética y a la teoría de la evolución, dirigida hacia el mundo de lo social. La palabra ha sido transcripta dentro del campo de las ciencias naturales como “aptitud”, “adecuación biológica” o “eficacia biológica”.
En un diccionario de la lengua inglesa para FIT se indica lo siguiente: “estar adaptado a un fin, objetivo o deseo”, “poseer las calificaciones apropiadas para ser competente”, “estar preparada o listo”, implicado a la persona como un todo, especialmente sus aptitudes.
En el campo social la expresión hace alusión a los modos en que los cuerpos y mentes de las personas, se adaptan mediante prácticas diversas a entornos sociales que requieren cuerpo “en forma”, listo y preparados, conjugándose en cualidades diversas que van desde la belleza hasta la delgadez pasando por el bienestar y salud.
Según Judith Butler (2002) Management y Fitness son parte de un proceso común de empresarización de la vida, donde el cuerpo producido en el entrenamiento físico se acumula como capital que puede rentabilizarse en el mercado laboral, porque éste último requiere cada vez más de “cuerpos fitness”: ágiles, proactivos y flexibles.
Los discursos sobre la felicidad y la psicología positiva, parecen compartir un sustrato común con los que operan en el fitness.
La hipótesis Sam Binkley (2011) indica que los saberes y técnicos desplegados en torno a la felicidad por la psicología positiva constituye una tecnología de gobierno, – esto es, un montaje o ensamblaje híbrido de instrumentos, técnicas, conocimientos y espacios estructurados por una singular racionalidad orientada a ciertos objetivos (Rose, 2003)- que participa activamente en la producción de un nuevo tipo de subjetividad propia”.
Espacio contemporáneo de producción de cuerpos genéricos, se relaciona con la contención, moderación, auto-control y auto-modificación. El cuerpo rígido, bello, saludable y sexualmente atractivo, es representación e imagen primera para designar lo normal, así los cuerpos diferentes son los otros, los cuerpos del exceso, de la corpulencia, del desbordamiento, cuya corrección se da a través de la adhesión al universo fitness: espacio virtuoso de higienización de cuerpos, de las apariencias y las subjetividades.
Dada la materialidad del cuerpo biológico, se justifica la inserción, adhesión y permanencia de hombres y mujeres en diferentes prácticas corporales y deportivas. En la actualidad se hace más mención de la belleza o figura de una mujer que de sus habilidades
Bajo el velo de la salud, son los objetivos estéticos aquellos que han empujado a muchas personas para su práctica. La ejercitación corporal, la restricción alimenticia, etc… son estrategias utilizadas que tiene como objetivo diseñar los cuerpos a partir de los contornos culturalmente valorizados en nuestra sociedad. El deporte y la cultura fitness actúan con la exposición de cuerpos que, al exhibirse y ser exhibidos, educan a otros cuerpos, invitan a consumir productos y servicios, ideas y representaciones, expresan emociones, supera límites, crean necesidades, etc…
El énfasis en la superación y desafío de optimizar la apariencia es una de las fuerzas que sustenta la sociedad del hiperconsumo, identificada por Lipovestksty (2007) como una fase de la mercantilización moderna de las necesidades, cuyas bases están ancladas en una lógica des institucionalizada, subjetiva y emocional. La publicidad que circula en la sociedad de hiperconsumo, lleva a la búsqueda de una belleza prometeica, es decir, son estrategias que operan en la generización de los cuerpos y sus apariencias. Las promesas de felicidad agregada mueven nuestros pensamientos, sueños, deseos, fantasías y literalmente nuestra materialidad biológica. Sin embargo, esta percepción puede traer daños emocionales y psicológicos, ya que tales prescripciones operan en el sentido de la reiteración de imágenes disonantes que demuestran que el cuerpo al mismo tiempo que es de uno, no nos pertenece.
“It is only through the body-in-practice that the experience and meaning are generated for the practitioner” (Zarrilli, 1995). Se asiste al gimnasio para poder asistir/sere n la playa, el trabajo, etc… Poder seguir siendo alguien al performar permanentemente. Se materializa a partir de dos mecanismos: la organización del espacio físico y el control expresivo.
El estado físico materializa cuerpos, así como los cuerpos construyen espacios físicos y sociales.
El control excesivo (Goffman, 1994) a partir de tecnologías, prácticas y saberes. Existen normas sobre el comporamiento de los usuarios, así como saberes centrados en la construcción de la corporalidad: nutrición, salud, uso de atuendos especializados para ejercitarse y tecnologías corporales para el ejercicio físico. El sujeto ideal de la postmodernidad (body fitness) disputa poder, acción y conocimientos con cuerpos/sujetos obesos, infantes, ancianos, bulímicos, anoréxicos, vigoréxicos, etc… El ideal del fitness valora la diferencia femenino/masculino del cuerpo, en el marco de límites permanentemente negociados.
MENTE – CUERPO
Consciencia: conocimiento inmediato que el sujeto tiene de sí mismo, le permite darse cuenta de que es y está en el mundo.
Conciencia moral: capacidad humana mediante la cual los seres raciones perciben o conocen el bien y el mal, lo que les permite tanto evaluar y dirigir sus conductas morales, como juzgarse a sí mismos y remite al descubrimiento y aceptación de los valores que deben “guiar” el comportamiento humano.
Ejercicio y expresión de una reflexión sobre la integridad personal, la relación entre una cierta conducta con implicaciones morales y las propias convicciones morales. Las consecuencias que tiene para la integridad del sujeto llevar algo a cabo, en otras palabras, tiene que existir una armonía entre lo que se piensa, se dice y se hace.
Al igual que la consciencia “…las alegrías y tristezas, memorias y ambiciones, el sentido de la identidad personal y libre albedrío, no son más que el comportamiento de un vasto armazón de células nerviosas y moléculas asociadas” Hay elementos para afirmar que ciertos fenómenos mentales pueden afectar al cuerpo y que, a su vez, ciertos fenómenos corporales pueden afectar a la mente del sujeto.
Desde una perspectiva racional se ha conceptualizado a la mente como un conjunto de actividades y procesos psíquicos especialmente de carácter cognitivo que incluye sensaciones, percepciones, pensamientos, memoria, imaginación y creencias, así como voluntad, es decir, intenciones, decisiones y propósitos. Además a la mente pertenecen los deseos, sentimientos, estados de ánimo y la conciencia. Se incluyen también la inteligencia y el raciocinio.
Thomas H. Huxley en su obra “métodos y resultados” sostiene que: “En nosotros, todos los estados de conciencia son causados de manera inmediata por cambios moleculares de la sustancia cerebral. Nuestras condiciones mentales son simplemente los símbolos (representaciones) en la conciencia, de los cambios que tienen lugar automáticamente en el organismo. El sentimientos que llamamos intención, no es la causa de un acto voluntario, sino el símbolo de un acto del cerebro que es la causa inmediata del acto. En otras palabras, los procesos mentales son expresiones de la funcionalidad del cerebro”.
El conductismo señala que las conductas humanas solo pueden describirse. Las diferencias entre los llamados estados mentales, son solamente las diferencias entre patrones de conducta. Los términos que se usan para referirse a “lo mental” como arrogancia, sufrimiento, envidia, felicidad, odio, etc… carecen de sentido si no tienen un referente empírico, es decir, una conducta observable. Determina cómo funciona el cuerpo al producir conductas que describimos con términos mentales como dolor, alegría, preocupación, etc… y propone una psicología avanzada que pueda establecer leyes que conecten estímulos y respuestas en todas las fases de la conducta humana, desarrollando una fisiología que señale cuales son los enlaces nerviosos entre ellos.
La historia de la ciencia, en lo referente al conocimiento del hombre, ha demostrado que es posible tener una idea objetiva de la realidad en la medida en que se perfeccionan la metodología y la tecnología.
INTELIGENCIA DIGESTIVA
El intestino es sabio y colabora con el cerebro para mantener la salud. Cuidar su funcionamiento resulta esencial en la prevención y tratamiento de las molestias digestivas, enfermedades como la obesidad e incluso trastornos de tipo emocional.
El sistema digestivo produce hasta 20 hormonas y neurotransmisores distintos. Genera por ejemplo, el 95% de la serotonina circulante en el organismo, un agente que interviene en la regulación del estado de ánimo y del sueño. También produce el 50% de la dopamina, esencial en la capacidad para experimentar placer, sentir emociones o aprender. Las neuronas digestivas y cerebrales se relacionan químicamente y a través del nervio vago.
Si le llevamos la contraria al intestino con un exceso de control desde el cerebro lo reprimimos para que olvide sus necesidades. Ante una situación estresante, a través de las fibras simpáticas, el cerebro pone en marcha un sistema de emergencia de captación de energía. El intestino comienza a ahorrar energía durante la digestión, produce menos mucinas (proteínas que protegen las paredes intestinales) y reduce su propio riego sanguíneo para que todos los recursos puedan ir al cerebro y a los músculos. Es una buena estrategia temporal, así el cuerpo está preparado para luchar o huir. De manera que si el intestino funciona bajo mínimos durante demasiado tiempo, la calidad de la mucosa intestinal comienza a deteriorarse y las bacterias que la habitan se alteran, comienzan a generar productos químicos tóxicos, que a su vez influyen sobre el cerebro y aumenta el estrés.
Incluso se ha visto que cuando la comunidad de microorganismos se desequilibra y comienzan a predominar un tipo de bacterias y a desaparecer otras, puede favorecerse la aparición de trastornos como el Parkinson, Alzheimer e incluso algunos tipos de autismo.
Se sabe que la diversidad y bienestar de la microbiota se favorece con una alimentación rica en alimentos vegetales. El consumo de probióticos, el ejercicio físico y la relajación, ayudan a las bacterias intestinales reduciendo el estrés, ya que este, los antibióticos y muchos medicamentos representan una amenaza para su equilibrio.
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